Common People, by Pulp

así era en las mañanas, y no sólo aquellas del fin de semana sino también las que había entre el lunes y el viernes, así era, tienes que recordar. Una vez acabada la escuela salíamos y éramos invulnerables, ¿ya recuerdas?, las calles largas y anchas, los bares repletos y llenos de humo, el frío allá y nosotros intocables. Así era. Sin un peso en la bolsa, sin mucho horizonte y sin mucha gana de saber cuál era el final, ¿para qué saberlo?, nos decíamos.

Acuérdate. Caminábamos bajo la noche y repasábamos lo visto en otras noches, las noches de otros días y de otros meses, así andábamos los cuatro. Tienes que recordar que el día de la gran lluvia alguno propuso algo y que todos dijimos que sí, que por qué no. Esperamos a que se hiciera de noche y empezamos a acobardarnos. Así que no lo hicimos y, sin embargo, hicimos lo que sabíamos hacer bien: gorreárle la cena y la cerveza a los que sentían por nosotros admiración. Eso hacíamos, ¿recuerdas?

Tienes que acordarte que vimos el amanecer y que juntos, ya solos, decidimos dormir. Dormimos hasta las doce y despertamos con hambre, nos besamos, nuestros labios suplieron la ausencia de pan, de leche, de fruta. Nosotros dijimos que eso era la vida e imaginamos un plan para que así durara. Decididos salimos para ver a los otros, a los que habíamos excluido de nuestro círculo, de nuestros abrazos, de nuestro amor.

Los vimos con sus trajes, con sus hábitos de oficina, criticamos el bigote mal recortado de un hombre y luego señalaste el tinte barato de una secretaria. Los vimos y nos dieron ganas de escupirles, ¿por qué no?, ¿para qué respetarlos?.

¿Ya recordaste? Tienes que recordar. Haz un esfuerzo. Haz memoria. Dijimos que yo moriría por ti y tú por mí. ¿Ya? Debes recordar. Haz un intento, el último, te juro que así eran esos días, que así se fueron tantas noches y tantas mañanas. No estoy inventando. Tienes que recordar. Así fue, te juro que así fue.