Friday, June 23, 2006

Black Baby, by Kruder & Dorfmeister


A Paula D.
Hace unos años, cuando acababa de hacerme licenciado y había encontrado mi primer trabajo de profesor, conocí a Paula. Yo estaba en el mundo laboral por casualidad: mi cabeza seguía estando en la disciplina de la escuela y mi corazón seguía pensando que la juventud era un bien derrochable, cosa que lo es. A Paula la conocí en Febrero del 99, unos meses antes de la huegla de la unam, cuando se registró conmigo para presentar una materia que los del tec llamaban "Clásicos de la Literatura" y que años después llamaron, pomposamente dado el libro de texto que armaron y en el que aseguraban que Homero era poeta lírico y que Sartre había muerto en 1985, "Literatura Moderna", juar, juar, juar.
Para que se ubiquen: los celulares apenas empezaban a proliferar, los i pod no existían y las lap tops tenían 5 cm de espesor. Creo que los carros Peugeot y los Seat no existían en las calles de la cd de México. Eran los días en los que yo era un dios y leía a Dostoyeski y escribía poemas tomando en cuenta el número de acentos y no el número de sílabas. El único ejercicio rescatable de esos días fue Ancestros.
Que yo recuerde a Paula le gustaba la música electrónica y sabía del Alcachofa Sound System; escuchaba radio activo, como muchas personas de esa época, y anduvo con alguien de allí; también le gustaban las marionetas y hasta donde entiendo hizo un curso de teatro guiñol en Checoslovakia, de Praga fue de donde me llegó una postal. Un día me la encontré, ¿o yo la invité?, en un deportivo de Azcapotzalco donde Ernesto tocaba (ponía discos diría José) y se quedó con nosotros, pidió un café, me platicó de las desventuras con su novio etc . Después se fue con las personas con las que había ido y la volví a ver al lunes siguiente. Los cursos terminaron. Ella se fue a Europa, yo me quedé en Lomas Verdes. Nos perdimos de vista. Los teléfonos que tenía de ella dejaron de funcionar y yo cambié de dirección. Creo que tuve su dirección electrónica pero ya la perdí.
La última vez que la vi fue hace unos años, en el Intituto Goethe. Yo había ido con Mariana y allí nos habíamos encontrado a unos amigos. Las cervezas eran baratas y tomé dos, me anduvo del baño, fui a formarme y en el camino me encontré a Paula. Nos abrazamos.
Jamás la he vuelto a ver, y la extraño. De verdad, de todas las mujeres que conocí en esos días, que para mí son el intermedio entre la escuela-licenciatura y la pesadilla-maestría, a la única que recuerdo con especial cariño es a Paula. Me gustaría pensar que leerá estos renglones o que alguno de ustedes la conoce y le dirán que la extraño. También me gustaría imaginar que la volveré a ver, aunque la verdad es que temo verla: quizá ya no le guste la música electrónica, ni le interesen las marionetas; también es posible que su voz ronca haya cambiado pues ¿cómo hace uno para conservar, a pesar del tiempo transcurrido, todos los atributos de la juventud?
Un día, cuando llegué al salón de clase, se acercó a mí y pasó su mano por mi cabello mientras decía "tú siempre llegas despeinado."
Un beso a Paula.

No comments: