Saturday, December 30, 2006

Rain, by the Beatles


As a major Beatle fan, it is hard to choose one, only one, favorite song. Since they're my absolute favorite band, this could also be considered my all time favorite song.
A melancholic title for a not so melancholic tune. "If the rain falls, they run and hide their heads", if you've never heard it and you read that line, perhaps you'll think it is a serious song, however I couldn't consider the Beatles a serious group. Yes, they caused a revolution and all that, in that sense they are serious. But have you seen how much fun they always had? Even in Let It Be, with all the tensions within the band, they had a blast. The final lyrical lines in "Rain" are sung backwards because John couldn't place the tape correctly, I mean, is that having fun or what?
I could say that this is an ethereal song for me. I've never really owned it, in a physical sense. It is a b-side ("Paperback Writer" being on the a-side), the only way to get it nowadays is in Past Masters Vol. 2, which I have never bought for some strange reason. I have never downloaded it, I have never downloaded anything by the Beatles, actually. I used to have a copy of the album in cassette, but I played it so many times it spoiled. Everytime I played it I pumped up the volume to the max and imagined I was Ringo beating the shit out of the drums (he actually considers this one as his best performance). Outdoors, oddly enough, the sky was falling down. Indoors, Grandmother used to tell me: "That song again? Play some other things".
Maybe, this is the song I'd like to be played at my funeral.
Click here to see the original promotional video.

Tuesday, December 26, 2006

Ballad of Sister Sue, by Slowdive


He was in a ship. Out the window the sea was emerald green. The ship became a submarine and he thought he could not open the window because all the water and fish of the sea would get in. The submarine/ship swayed as if dancing a waltz. He could not move, but he could listen to music, and knew that some people, above, were having a party. Maybe a New Year's Eve party. The men would be dressed in black suits and the ladies in long silk dresses and high heels. They were dancing to a song he could recognize. He imagined the gentlemen and the ladies dancing close to each other, holding hands. The Now-Ship/Now-Submarine kept dancing away to the beat. The water through the white blinds of his window was now a shade of grey. He could not move as the party went on and the music progressed. He wanted to go to the party upstairs, but he could not move and could not breath and he was thirsty and he felt that if he opened the window all the creatures of the sea would come in and kill them all. Then he woke up and realized it all had been a dream, his room was not a cabin and his building was not a ship nor a submarine, outside his window there was no sea but only the stark darkness of the night. The Ballad of Sister Sue was still playing on the computer, until the sound died in a subtle fade out.

Sunday, December 24, 2006

Headphones, by Björk


Creating a mixtape is such an art. Who am I going to give this one to? What do I want to provoke on him/her? A mixtape can save a life. ["Your tape, it saved my life"]. A couple of days I saw someone to whom I gave a mixtape a couple of years ago. She told me: "I never thanked you for that tape you gave me". She also said that in spite it had been four years since I gave it to her, she still listened to it whenever she felt life didn't make any sense. I hadn't seen her in three years, so I was amazed to learn that. I had already forgotten that I'd given her a mixtape. I do that kind of things only to very, very close people to me. Dear friends, mostly. Maybe this season I'll do some. Maybe not.

Please, Please, Please, Let Me Get What I Want, by The Smiths (as performed by Morrissey, Wembley Arena, 12. 2006)


It's that time of the year again. One starts recollecting and thinking about what went wrong and what went well. Of the reasons why things happened. One counts his blessings, yes, but one also counts his failures, his weaknesses, his mistakes.

One would like to be a child again (or, at least, 15, when I first listened to this song), inflate a balloon, tie this song to it and let it go toward the sky.

I've been very lucky and I have had what I wanted many times. I have also lost it. Just as one learns that one should be careful what one asks for, one should also learn how to let things -and people- go. The process hurts.

And still, one thinks, it is Christmas, and one would like to make a wish...


Monday, December 18, 2006

Muertos o Algo Mejor, by Christina Rosenvinge


Si, hay canciones que nunca olvidaremos. Que invocarán momentos, que los traerán al presente como una epifanía. Hay cosas tan simples en la vida, como una canción así, cargada de una ingenuidad tan dolorosa como la naturaleza irrecuperable de la infancia.

Hay canciones que hacen cosas. No son sólo decoración o acompañamiento. Tampoco se limitan a provocar un movimiento del cuerpo o a contar una historia. No sólo nos hacen cantar. Quiero decir que hay canciones que hacen cosas, las mueven de lugar, reorganizan el universo que tocan cada vez que alguien pone "play".

Hay canciones que uno dedicará eternamente. Canciones para serenata, pues, que nadie quizá toque en ninguna serenata, pero que son eso, himnos, peticiones, plegarias, oraciones, rituales, ofrendas, poemas para las mujeres amadas. Porque hay canciones que uno hace propias, y que aunque hablen de otra cosa -quizá- cada vez que las escuchamos las dedicamos, las hacemos decir, nos recordamos y nos construimos, nos demolemos y nos recuperamos. Canciones que dedicamos cada vez que las escuchamos porque nos recuerdan quienes somos y quienes fuimos, porque dicen, sin que digan, eso que somos o queremos ser.

Con dedicatoria y todo, pues, esta serenata. Shingao.

No le den de comer al perro flaquito...

Sunday, December 10, 2006

The Last Beat of My Heart, by Siouxsie and the Banshees



Hay una tristeza especial a la hora de cerrar un bar: sólo los fieles, los desesperados, los abandonados, los perdidos y los valientes quedan.

Elegir la última pieza antes de apagar todo es siempre un arte: todo dependerá de quién queda, qué paso esa noche, cómo está el clima allá afuera.

Me pregunto si ustedes, queridos habitués de estos bares, se han preguntado tantas veces como yo qué canción desearían escuchar antes de apagar las luces de su vida, antes de escuchar las últimas campanadas de las últimas last orders de su tiempo en esta tierra.

Si dependiera de ustedes, ¿qué canción escucharían, de qué duración, con qué beat elegirían parar su corazón?

Me pregunto, también, si alguna vez se han puesto a pensar quién creen que habitaría su mente al momento preciso de su último latido.

Hay una tristeza muy particular a la hora de apagar las luces, ¿no?


Saturday, December 09, 2006

Into the sea, by The Album Leaf









Ayer iba a subir lo que ahora ven pero la unam se quedó sin luz y las computadoras enmudecieron. Ya no recuerdo lo que iba a decir ayer, y eso es un problema porque tengo la impresión de que lo que iba a escribir tenía que ver con la música y con el concierto de hace ocho días. La verdad, ya no importa. Estoy escuchando "Into the Sea" mientras escribo y me gusta lo que oigo tanto como hace ocho días me gustó, es más, lamento no tener un poco de tequila y estarlo bebieno. Quizá al rato lo haga.

La imagen que ven es una fotografía que salió cuando en google escribí "the album leaf" y es una hoja de un albúm fotográfico de Miller Dam. La imagen no tiene nada que ver con "The Album Leaf" pero ilustra lo que me sucede cuando esucho música, en mi cabeza se hace un hueco y empiezan a brotar recuerdos, al azar. Por ejemplo, hace ocho días cuando se escuchaba "Always for you" recordé lo que, luego de unos días se hizo más nítido: un día de verano caminaba por las esquinas de mi colonia para llegar a un puesto de periódicos. En esos días usaba muletas y me sentía tranquilo, podía jugar sobre ellas. Caminaba hacia el puesto de periodicos porque ocho días antes había comprado un episodio más del Hombre Araña y yo estaba intrigado por el destino de la historia que se había empezado a narrar en el capítulo anterior y que era esta: el Hombre Araña había sido esposado al periodista J. Jonas Jameson y lo que los sujetaba era una bomba de tiempo, cuarenta y ocho horas tenía el Hombre Araña para salvarse y salvar a quien lo castigaba en las columnas de su periódico. El dilema era de orden moral: salvar a J. Jonas Jameson era absurdo pero no salvarlo era aceptar su muerte, la del Hombre Araña, y matar a quien le daba trabajo a Peter Parker. ¡Increíble!

Hasta entonces no había leído nada parecido. Yo estaba emocionado y las muletas me daban el ejercicio físico que yo suponía el Hombre Araña realizaba: balancearce por el aire. Con el tiempo las muletas se resbalaron como las hojas se resbalan de los árboles e intenté algo más temerario: trepar por las ramas y llegar a las copas de los árboles y ponerme a leer en las alturas al Hombre Araña. El episodio terminó cuando el Hombre Araña quiebra las esposas y las lanza al aire. Sin embargo, él no ha resuelto el dilema: odia a quien ha salvado, se siente insultado y jamás, parece, estará en calma.




Friday, December 08, 2006

In my Life, by The Beatles

Hoy hemos hablado de Joplin, de mi antipatía por Lennon, del espíritu de Roxy Music, del vigor de Zeppelin...



-"¿Que canción te gusta de The Beatles"?- Te pregunté

-"In my Life..." dijiste...



Algo ocurre en tus ojos cuando mencionas la canción. Como si ocurriera una intemperie donde un deslumbramiento adormecido te diera alcance. Tus ojos estallan de pasado como si el tiempo fuera un embate de infinitos secretos. Tus ojos palian ausencias y se hunden en un ocaso lustral. Tus ojos pesan como un claro de bosque y yo recuerdo una hermosa imagen de un árbol que hunde las raíces en el cielo. Hoy tus ojos engendraron fantasmas de grutas inasibles.


Wednesday, December 06, 2006

Rose Rouge, by St Germain


Hace unos días recuperé dos maletas que había dejado atrás. En ellas había restos del pasado: huellas, como las de los dedos sobre el cristal al abrir una ventana en un día de frío. En una, una guía de París, comprada en Cambridge, Inglaterra, el día 21 de diciembre del 2002, firmada en la primera página por dos nombres propios. En la otra, el doce pulgadas de Rose Rouge.

En París nos cayó la nieve. En la recámara del hotel comimos latería y baguettes y camembert; tomamos vino rojo barato. Todo era color crema en ese hotel. Las escaleras, angostas. Por las noches hablábamos viendo al techo. Comparábamos al Sena con el Támesis. Caminamos sobre puentes. Hacía mucho frío. Con guantes, caminábamos de la mano, con cuidado de no resbalarnos por el hielo.

Un día caminamos de Saint Germain- des-prés hasta el marais. En una pequeña tienda de discos gay dedicada a la devoción a Madonna encontré este doce pulgadas. Fue una reconciliación con una pieza que llegué a aborrecer por su eterna repetición. Tú me habías dicho que te recordaba a tu exnovio porque el tipo la ponía siempre en el lugar donde trabajaba porque era de su mamá y donde tú habías pasado horas sin hacer nada. Cómo lo llegué a odiar. Comprar el disco en vinil fue apropiarme, de nuevo, de una buena pieza musical destruida por los celos retrospectivos y anticipatorios. En ese entonces ni idea tenía. Quizá sí.

Yo no sé si tú te acuerdes. A tí te regalé cientos de docenas de rosas rojas. Mi recuerdo de París en ese fin de año tiene ese sabor. El de las rosas rojas.



Tuesday, December 05, 2006

The Way Things Are, by Fiona Apple


Dicen que segundas partes nunca fueron buenas... pero ¿qué tal terceras, o cuartas? He perdido la cuenta. Nuestras cabezas torcidas, nuestras piernas dolidas, nuestros brazos atrapados estaban muertos, como la conversación.

Me dueles en el recuerdo, ahí donde no puedo rascarme si no estás cerca, en el punto ciego de mi nostalgia. Vuelvo a ti, englorietado, agrietado del frío que cala cuando evitas mis besos, cuando te cubres la cara con las sábanas para que no me acerque. Una y otra noche, te tengo y no te tengo y nunca volveremos a querernos.

Monday, December 04, 2006

It Ain't Me, Babe, as performed by Joan Baez



There are many things this song makes me want to say. Maybe it's true and pop music, like poetry and love, is supposed to be experienced, not explained. Sometimes one just feels like shutting up, keeping quiet once and for all and just listen.

That she sings Bob Dylan's song here on her own is quite something. The strength and ultimate sadness that the arrangements and lyrics breath out come to the fore with an unexpected intensity. Is it because of what we know about Baez and Dylan? Yes, and no. Is it because of something internal, structural to Baez's performance? Yes, and no. Maybe it's all about who you are and how you feel about it.

It's after all, as she said it well back then in 1965, a protest song.

The intimate is political, indeed.