Wednesday, February 28, 2007

Ceremony, by New Order (live, 1984)


Se sabe que la música es como el alcohol: quizá por eso se lleven bien. Quizá, además de sus mutuos poderes contradictorios, productores de recuerdo y de olvido, de ofrenda y de venganza, de placer y de dolor, música y alcohol compartan su capacidad de medium: a través de ellos también hablan los muertos y a través de ellos, en el fondo de una botella o en el eterno playback de una canción, buscamos las respuestas a los enigmas irresueltos del pasado y a las posibilidades del hubiera. Por eso música, poesía y alcohol comparten esa semilla aristotélica: el poder de imaginar, la construcción de discursos de lo que sería posible pero no es. Así, en noches de vino y de preguntas, de reflexión contemplativa, buscamos respuestas en los vasos o en los discos. Y pienso que esta canción -en este video de aquí abajo- fue interpretada cuando ella apenas había nacido. Y me pregunto qué pensará ella si la escucha, qué diría si la usara yo, como nosotros los alcóholicos melómanos solemos hacer, para decirle un par de cosas. Está el eco del pasado en cada pixel y en cada onda sonora de esta grabación, pero también la posibilidad de redención que nos ayudaría a imaginar futuros luminosos. Sabemos en qué acabó New Order, sabemos de dónde viene. Lo que no podremos saber, ni borrachos, ni locos, es qué tantas cosas le podría decir, a ella, esta canción. He vuelto a esta canción interpretada también por Echo and the Bunnymen y por Galaxie 500, y vuelvo a la versión original, a versiones en vivo, y encuentro en ella las posibilidades de la búsqueda. Solamente. No hay respuestas, sino enigma, posibilidad. Eso es la belleza, quizá: lo por siempre irresoluble, indefinible, pero que reconocemos, cuando la experimentamos, cuando la vivimos, cuando la amamos.

1 comment:

Andrea Lopez Estrada said...

Que bonito. "Ceremony" me trae recuerdos.