Monday, February 06, 2006

Papercup, by Heather Nova


¿Cómo llegamos a reconocer un momento, un sólo instante? Sus bordes son tan vagos, tan cambiantes, que uno esperaría percibir el tiempo en unidades más grandes que un 'momento'.

Pero los hay, y de eso está hecha la memoria. No somos grandes bitácoras estenopéicas, grabando cada inflexión de la luz, el sonido y el gusto, sino álbumes destartalados donde hay algunas fotografías, algunas canciones, algunos amores.

Momentos que se confunden unos con otros, que no son nada únicos y sin embargo los atesoramos con cuidado obseso. La música es uno de ellos - irrepetible, aunque perdurable. Y el baile que trae consigo es igual de fugaz pero valioso - nadie nos quita lo bailado.

En mi libro, no hay nada como un momento íntimo entre dos personas que se aman. No es el clímax de la boda, no es el nacimiento del primogénito, no es la compra de una casa... es cuando acaricias el cuello de alguien mas por la mañana y disfrutas su olor, cuando una sonrisa te enamora, una despedida en aeropuerto, cuando en un abrazo reconoces la química que te sobrepasa.

Añoramos ese momento de quietud - se vuelve eterno en la memoria, y bien cuidado, es un amor para siempre.

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